"Le juro que termina esta entrevista y me vuelo los sesos", dijo cuando sonó por cuarta vez su celular. Se lo notaba agobiado y abatido. La palidez de su cara y las gruesas ojeras lo mostraban como una persona al límite. "Es así todo el día, no para nunca, le juro que no puedo más", continuó entre lágrimas.
Así son los días de FC (ocultamos su nombre por razones obvias). FC es también conocido como "fuentes confiables del Gobierno", "fuentes de la Casa Rosada", "alguien del entorno cercano de la presidenta" o hasta incluso "una voz de Olivos" en las notas firmadas por el prestigioso doctor Nelson Castro.
FC accedió a conversar en exclusiva por TresEmpanadas bajo condición de reserva de identidad para relatarnos su drama en la búsqueda de que cese su martirio.
-¿Cómo conoció ud. al prestigioso Doctor Nelson Castro?
- Fue en un bar de San Telmo una noche de hace un par de años. Yo estaba con algunos amigos y nos acercamos a saludar a tan notable eminencia que estaba tomando unos tragos con Jorge Fontevecchia y Darío Gallo. Le conté de mi admiración por él y que miraba todos sus programas "El juego limpio". Ahí fue que entre otras cosas le dije que era electricista y hacía el mantenimiento de la Casa Rosada.
-Aha...
-En ese momento vi que los tres periodistas se cruzaron las miradas con complicidad y me invitaron a sentarme.
-Y ud accedió
-Bueno, de entrada sabiendo que estaban el prestigioso Doctor Castro y Fontevecchia, dude un poco, hasta que el segundo me aseguró que él nunca había estado en Spartacus y que sus intenciones eran puramente periodísticas.
-Y se pusieron a conversar.
-Sí, empezaron preguntando cómo eran los despachos de la Casa Rosada. A quienes veía por allí, y cosas por el estilo. Anotaban todo. Yo les decía que lo mío eran los cables y las trifásicas, pero ellos insistían en saber a si Máximo Kirchner iba a ver a su madre en ojotas y cosas por el estilo.
-¿Cuanto duró la charla?
- Una media hora, hasta que llegaron tres jóvenes musculosos bien bronceados que se sentaron con nosotros. Ahí me di cuenta que estaba de más y me despedí. Antes, el prestigioso Doctor Nelson Castro, me pidió el teléfono con el pretexto de que quería renovar la instalación de luz de su casa.
-¿Cuándo empezó a llamarlo el prestigioso Doctor Castro?
- Al otro día. Me consultó sobre la cantidad de veces que entraba tal o cual ministro al despacho presidencial. Si Cristina gritaba mucho y si sabía de alguien que vendiera cocaína en la Casa Rosada.
-¿Qué respondió ud. a ello?
-Le dije que era un simple electricista, que había entrado apenas dos o tres veces al área presidencial y que la mayoría de las veces trabajaba en los equipos de aire acondicionado que se descomponen. Que no sabía por qué me hacía esas preguntas. Pero él insistía.
-¿Por ejemplo
-Me preguntó "cuántas veces vió a la presidenta". -No se. 3 o 4-, contesté. -¿Y, cómo la vió?-, siguió. -Que se yo bien, un par de veces saludando a gente que iba a visitarla y otras concentrada conversando con asesores-, le dije. "¡¡¡¡¡¡¡¡¡Ahhh... bipolar!!!!!!", gritó entusiasmado desde el otro lado del teléfono el prestigioso doctor Castro, mientras se escuchaba el tipeo de una computadora.
-¿Se siguieron realizando esas llamadas?
-Si, al principio eran dos o tres por semana. Luego una por día y desde que internaron a la presidenta me llama cuatro o cinco veces por día. Le juro que no doy más. Por esto perdí a mi familia. Mi mujer cree que llevo una doble vida y que encima soy trolo. Mis amigos se me ríen cuando llama el prestigioso Doctor Nelson Castro. No doy más (nota de la R: la entrevista se suspende por unos minutos ante el notable estado de nervios de FC)
Continuación.
_Me decía que lo llama a diario ¿no pensó en cambiar el número de teléfono?
-En un momento sí. Lo tuve apagado durante varios días. Pero el prestigioso Doctor Castro comenzó a llamarme al número fijo del trabajo. Lo atendí un par de veces y le imploré que dejara de buscarme, le dije que solo soy un electricista y que conozco apenas la casa de Gobierno. Le dije que no lo iba a atender más. Que intentara hablar con un ministro o un secretario para tener información off the record...pero no escucha, no escucha...
-Y entonces...
-Me llamaba a mi casa a cualquier hora, por eso me dejó mi mujer; en el trabajo decía "él sabe muy bien quien lo llama" cuando un compañero atendía el teléfono. Así todo el día. ¡Vea, ahora mismo está llamando. Lo tengo en modo silencioso pero tengo 3 llamadas perdidas!.
-Atienda, tal vez eso lo tranquilice.
- Ni loco, desde que un día quise calmarlo inventando un supuesto diálogo entre Boudou y Aníbal Fernández, todo se convirtió en una tortura. No puedo más, a ver si me entiende ¡no-pue-do-más!.
Volvemos a cortar la conversación para que FC respire y se reponga antes de la última parte de la entrevista. Noto a un FC con los ojos desorbitados y más pálido que cuando comenzamos. Me dice que va a ir al baño. Que no, que no necesita compañía, que puede solo. Lo veo ir y perderse tras la puerta. De repente siento una suerte explosión y de inmediato todo el edificio queda a oscuras. Lo único que se siente es el arrastrarse sobre la mesa de un celular Nokia en modo vibrador...
