24 horas frente al Congreso por el 82%
Durante la sesión del Senado por el 82% móvil, la vigilia de veinticuatro horas del PO, junto a las organizaciones de jubilados, fue todo un factor político.
Una enorme carpa con compañeros, grandes carteles, una radio abierta difundiendo los objetivos y convocando a la movilización del día siguiente; varios pequeños actos con plateas improvisadas en las que participaron transeúntes y jubilados; distribución de volantes explicando lo que estaba en juego y una columna -la más numerosa según dirigentes de jubilados, diputados y aun senadores presentes.
El acto final del PO concitó el desplazamiento para escucharlo -y aplaudirlo- de participantes de la única columna de jubilados que irrumpió masivamente en la jornada, la del Movimiento Nacional de Jubilados y Pensionados.
En el acto, Néstor Pitrola destacó la presencia de múltiples delegaciones obreras en el acto y llamó a realizar "asambleas en los lugares de trabajo y en los barrios para quebrar la oposición de los Moyano, que organizan un acto contra la bandera del 82%, y de los Yasky, que carnerearon esta gran movilización, y para organizar las próximas fases de esta lucha".
(Prensa Obrera de esta semana, pídalo a su kiosquero amigo)
4 comentarios:
La izquierda que desentona con la izquierda. ¿Sería mucho pedirles que leyeran a Daniel Bensaid? ¿Sería mucho solicitarles que fueran dialécticos? ¿Sería mucho pedirles que fueran marxistas consecuentes, ésto es, sobre la base de la praxis seguir desmenuzando la realidad para entenderla y tratar de cambiar lo que hay que cambiar? Yo soy un hombre de izquierda, pero no de ésta izquierda que transformó a Marx en una religión y al Che en un sacerdote. Las dos cosas que nunca fueron y que nunca quisieron ser. Una izquierda que atrasa décadas, enrolada en las entrañas de un método que califican de científico y no es nada más que una receta para circunstancias que ya no existen. Una izquierda que supone que las alianzas con tipos que están en las antípodas ideológicas son válidad para alcanzar "el poder". Una izquierda que sigue pronunciando las palabras "obrero", "proletariado" y "masas" como si tales conceptos no hubieran mutado y no hiciera falta modificar las estrategias. Una izquierda que postula un sujeto de la revolución que es una construcción discursiva sin sentido. Una izquierda que ha olvidado la palabra "revolución" para reemplazarla por su propia mirada del poder. Una izquierda que no es izquierda por más que pretenda serlo, por más que enarbole los símbolos clásicos a los que bastardea. Una izquierda que se ve soprepasada y cuestionada porque por su propia soberbia no acepta la autocrítica. Una izquierda vacía, llena de prejuicios, desclasada. Una izquierda a la que, siendo yo mismo un hombre de izquierda, no pertenezco.
Ni yo tampoco.
Ud. lo ha dicho Dormidano. Estaría bueno hacer algún día algún análisis de cómo ven la realidad los militantes de esos partidos. Una vez conocí a una vecina que pasó en dos semanas de las raves y cosas por el estilo a militar en el PO y volantear fuera de los super. Fue una cosa de locos, en 15 días se le limó el cerebro.
El caso de los dirigentes es más obvio: mantener el kiosquito con el verso de la pureza revolucionaria.
Otro día voy a contar cómo se tomó el raje Pitrola cuando llegaron los milicos a reprimir una manifestación fuera de Brukman. Ni en Hollywood....
El PCR votó y apoyó luego a Menem aún conociendo los lineamientos económicos que ya se empezaban a implementar.
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