Llore Marito, llore. Usted puede. A usted se le permite que no es vergüenza llorar cuando las lágrimas tienen la pureza recóndita de aquello que llega desde el corazón que no quiere aflojar ante terceros.
Llore Marito llore, usted puede. Sepa que cumplió ud. con su deber. Lo que los abuelos esperaban de uno se cristalizó de la forma más digna posible. Cuánto esfuerzo que denotan esas lágrimas. Cuantos test maches, cuantos tackles, cuantos terceros tiempos!!! Esas lágrimas lo hacen más hombre Marito. Lágrimas de un hombre de bien. Solo en San Isidro se emociona uno así. Solo nosotros cantamos el himno como Dios manda. Pura emoción, pura garra, puro sentimientos. Llore Marito porque así lloramos nosotros, no como esos futbolistas que no sienten la camiseta y solo les importa la guita. Llore como ud. sabe, como sus ancestros lo hubieran hecho y como lo van a hacer sus hijos y sus nietos. Porque por algo somos la nueva reserva moral de la Nación. El ejemplo para las futuras generaciones desde que la chusma se encargó de ensuciar a la otrora reserva moral aquella que tanto hiciera por nosotros. Llore que el corresponsal de La Nación se va a emocionar con ud. Ni le cuento de los gerentes de marketing de Adidas y Visa. Que lindo ese llanto Marito. Que satisfacción para pa y ma cuando lo inscribieron en el Colegio Privado y lo hicieron socio de Curupa. Se dio todo a la perfección Marito. No pudieron ellos comprarle una tropilla de caballos para que jugara al Polo o un yatch pero lograron darle el lustre social que los Ledesma se merecían, que carajo. No había tanta guita en casa pero para el Club y el Cole alcanzaba. Y con eso ya se es alguien en esta vida, Marito. Qué sabía ese Jauretche de los medio pelo, de San Isidro y esa CASI clase de esa CASI ciudad que quiere llegar pero que no le alcanza. Qué sabe de los esfuerzos de sus antepasados por llegar a ser alguien. Llore Marito, ud. hizo alguien a los Ledesma. Siga llorando Marito, qué saben los que los critican de los esfuerzos, qué saben de las lesiones, qué saben de los entrenamientos y las privaciones, qué saben de la abstinencia que provocan los anabólicos y los esteroides....
PD: Perdón Negro
2 comentarios:
Yo también lloro cuando hay partidos de rugby. Creame, son unos pocos minutos hasta que me quedo dormido.
En casa vimos el partido con unos amigos tras un asado. También lloramos. Por eso nos prometimos dejar los anabólicos y los esteroides. No se si de ahora en más vamos a poder terminar de ver un match...
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